Discapacidad e independencia económica: planificar para poner certidumbre en el futuro
¿Has pensado alguna vez qué te gustaría hacer dentro de 20 o 30 años? Seguramente, en algún momento, te hayas planteado cómo va a ser tu futuro. Todos tenemos ilusiones, planes y sueños que nos gustaría hacer realidad, pero lo cierto es que nadie nos puede asegurar que nuestros objetivos se vayan a cumplir. El futuro es incierto por naturaleza e imprevisible; la vida cambia -muchas veces de un día para otro- y tenemos que adaptarnos y aprender a vivir con esos cambios.
Cuando recibimos el diagnóstico de una enfermedad crónica o neurodegenerativa, como puede ser la esclerosis múltiple, nos enfrentamos a multitud de incertidumbres e inquietudes. Nos preocupa cómo va a evolucionar nuestra salud y cómo va a ser nuestro día a día, pero es fundamental que miremos más allá y pensemos en nuestro futuro y en las posibles consecuencias. ¿Va a cambiar mucho mi vida? ¿Voy a poder seguir viviendo como hasta ahora? ¿Podré cumplir los objetivos que me había marcado?
Como señala, Paula Satrústegui, socia de asesoramiento patrimonial de Abante, para asegurarnos de que vamos a poder desarrollar nuestro propio proyecto personal y profesional y hacer frente a todas las necesidades que nos puedan surgir, debemos pensar en el futuro de una forma global y hacer un ejercicio de planificación financiera para ocuparnos cuanto antes y ganar tranquilidad e independencia económica.
El futuro nos puede asustar porque no sabemos cómo puede evolucionar nuestra enfermedad, pero si trazamos ahora un plan personal, patrimonial, financiero y legal podemos evitar futuros sobresaltos por falta de recursos económicos, es decir, se trata de ganar certidumbre frente a lo que pueda pasar. Para ello, tenemos que actuar hoy y pensar a largo plazo. Debemos tener en mente algunos escenarios que, aunque no tienen por qué cumplirse, debemos considerar, como, por ejemplo, que podemos incurrir en mayores gastos para hacer frente a tratamientos o a los costes derivados de servicios sociosanitarios, asistencia etc., o que puede que tengamos que ajustar nuestra vida laboral.
¿Cómo comenzamos a invertir para el futuro? Después de pensar en los objetivos que queremos cumplir y en las necesidades que puede que tengamos que cubrir, deberemos acudir a los mercados financieros. Con la ayuda de un asesor financiero podremos hacer un ejercicio de planificación financiera adaptado a nuestro caso personal -a nuestras actuales circunstancias y a nuestros posibles cambios futuros, para así invertir en la cartera que nos dé la rentabilidad que necesitamos en cada momento y en los productos financieros que más nos beneficien. Así, tenemos que saber que, si padecemos una discapacidad, podemos invertir en algunos vehículos que son muy eficientes por el lado de la fiscalidad, como los planes de pensiones, y también otras figuras como el patrimonio protegido o las donaciones.
En Abante sabemos que no hay una receta única. El punto de partida y las necesidades de cada persona son diferentes. Por ello, contar con un asesor financiero que nos acompañe para que nuestras inversiones evolucionen a medida que nuestras circunstancias cambian nos va a ayudar mucho. Coger las riendas de nuestro futuro aporta seguridad, reduce incertidumbres y elimina parte de las preocupaciones.