Un plan financiero para ayudar a las personas con discapacidad
Las personas con discapacidad han conseguido ciertos avances en el ámbito laboral, sin embargo, las cifras revelan que todavía estamos muy lejos de la plena inclusión, puesto que solo una de cada cuatro está empleada. Las barreras que se encuentran las personas con discapacidad son muy diversas y van desde cuestiones de acceso hasta tabúes sociales. Esta baja tasa de ocupación es la causa de que exista dependencia económica de las familias en muchos casos, lo que, a su vez, tiene un impacto en el ámbito personal.
“Existe una sensación de desamparo y de no saber cuáles son las mejores alternativas legales y financieras para la situación tan particular en la que se encuentra una persona con discapacidad”, señala Gadea de la Viuda, socia y directora general de Abante. A las personas con discapacidad -y a sus familiares- les suele preocupar con qué ingresos contarán en el futuro. En estos casos, realizar una buena planificación financiera puede resultar clave para garantizar esa independencia económica.
Entre la población en edad laboral, 1,8 millones son personas con alguna discapacidad reconocida, es decir, el 6,1%, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Del conjunto de personas con discapacidad, solo el 35,2% tienen o buscan un trabajo, la tasa de actividad de este colectivo es casi 43 puntos inferior a la de la población sin discapacidad. Tal y como subraya el Observatorio sobre Discapacidad y Mercado de Trabajo en España (ODISMET) de la Fundación ONCE a la hora de acceder a puestos de trabajo sufren una “clara desventaja”.
Una situación que se agrava si se tiene en cuenta, además, que el salario bruto anual de estas personas es un 15,7% inferior a la media nacional, según el Observatorio Estatal de la Discapacidad. A esto hay que añadir el reto que supone el incremento de la esperanza de vida, que implica un mayor gasto futuro y, por tanto, un mayor esfuerzo de ahorro en un colectivo de personas que tienen, en general, menos -o ningún- ingresos.
Una hoja de ruta para el futuro
Teniendo en cuenta esta realidad y partiendo de la base de que es necesario trabajar para conseguir una mayor inclusión para que las personas con discapacidad puedan vivir en plenitud e igualdad de condiciones, ¿qué pueden hacer estas personas y sus familiares para asegurar el futuro financiero de los primeros?
Las personas con discapacidad tienen a su disposición una serie de figuras específicas a las que pueden recurrir para generar un ahorro o fuente de ingresos para el futuro, empezando por el patrimonio protegido, un instrumento jurídico que permite designar una serie de bienes para que, con ellos y el beneficio que generen, la persona pueda hacer frente a sus necesidades. También pueden recurrir a planes de pensiones para personas con discapacidad (con un límite a las aportaciones superior al resto y al que pueden contribuir también los familiares) o donaciones, entre otras opciones.
Para decidir qué opción es la mejor en cada caso conviene hacer un ejercicio de planificación financiera con el que se definan y cuantifiquen los objetivos, en el que se valoren las necesidades específicas de la persona con discapacidad, pero también del resto de la familia, etc.
En Abante hemos elaborado una guía sobre discapacidad e independencia económica en la que explicamos cómo empezar esa hoja de ruta para asegurar el futuro de las personas con discapacidad, explicamos las opciones legales, resolvemos casos prácticos y ofrecemos testimonios.