¿Qué son los productos derivados?

La inversión en productos derivados ha ido ganando peso y popularidad entre los inversores en los últimos años. Estos instrumentos financieros, cuyo valor deriva de la evolución del precio de otro activo (el subyacente, que puede ser desde materias primas hasta acciones), son productos financieros complejos que, aunque pueden permitir mayores ganancias que con la inversión directa en el activo, pueden provocar pérdidas que superen el capital invertido. Son productos derivados los futuros, las opciones, los forwards y los warrants.

¿Cómo y por qué surgen los instrumentos derivados?

Su origen se remonta a la civilización fenicia, en concreto a la agricultura, y surgen por la necesidad de querer gestionar adecuadamente los riesgos financieros para esquivar las fluctuaciones que los precios de los activos pudieran sufrir en un futuro. Se trataba de asegurarte en el presente, mediante la firma de un contrato, el precio que iba a tener un bien determinado en el futuro.

Así, comprador y vendedor llegaban a un acuerdo y firmaban que en la fecha de vencimiento el bien que se está negociando se iba a comprar/vender a un precio pactado. De esta forma el comprador se está cubriendo por si el activo que quiere adquirir sube de precio y así se asegura comprarlo más barato. El vendedor, por su parte, se cubre para lo contrario, para evitar que el activo que quiere vender baje de precio, para poder venderlo más caro, al precio acordado.

Como acabamos de ver, en su origen, los productos financieros se empleaban como un seguro para evitar el riesgo de precio. En cambio, en la actualidad, la mayoría de los que operan con derivados lo hacen para especular o como cobertura. La teoría nos dice que los contratos de derivados nos permiten manejar el riesgo de tres formas distintas:

  1. Con operaciones de cobertura: los operadores buscan reducir o eliminar el riesgo derivado de las variaciones que experimenta el precio del activo subyacente (es el caso que veíamos con el origen de los derivados). Así, cuando un inversor quiere cubrir su cartera con derivados, lo que tiene que hacer es adoptar la posición contraria a la que ya tiene. Por ejemplo, si tiene acciones de una determinada compañía (posición larga o compradora) y quiere cubrirse ante una posible caída de la acción, lo que haría es tomar una posición corta o vendedora, es decir, contratar futuros vendidos.
  2. Con operaciones especulativas: la prioridad es maximizar los beneficios mediante determinadas actuaciones. Se basa en las expectativas que se tenga sobre la evolución de un determinado activo, es decir, funcionan como una inversión más.
  3. Con operaciones de arbitrajes: son aquellas que se dan por las diferencias de precios entre los mercados de contado (mercado bursátil) y los mercados a plazo o de futuro.

¿Dónde operan los derivados?

A la hora de clasificar los distintos instrumentos derivados, un elemento clave a tener en cuenta es el mercado en el que coticen. Por un lado, está el mercado organizado, donde cotizan las opciones y futuros (en el Mercado Español de Futuros Financieros, MEFF) y los warrants (en la bolsa). En este se negocian contratos con un alto grado de estandarización, que se liquidan a través de la Cámara de Compensación, que es la sociedad que actúa como contrapartida de las partes que entran en juego y determina las garantías que cada agente debe poner y que se utilizarán si no cumples con sus obligaciones.

En el otro lado del tablero se encuentra el mercado no organizado (Over The Counter, OTC), en el cual se negocian contratos hechos a medida entre las dos partes que efectúan la operación. La Cámara de Compensación no entra en juego, por lo que, al no exigirse garantías, hay mayor riesgo de contrapartida o riesgo de crédito. Es un mercado más flexible pero menos líquido, donde cotizan forwards y también futuros y opciones.

Abanico de instrumentos derivados

Futuros: los contratos de futuros se basan en un acuerdo entre dos partes por el cual el vendedor se compromete a entregar un bien (activo subyacente) en una fecha futura pactada previamente, a cambio de un precio acordado (precio del futuro o strike), que corre a cuenta del comprador. Los contratos de futuros se pueden cancelar en cualquier momento antes de que venza, realizando la posición contraria, o a vencimiento, mediante la entrega del activo subyacente al precio firmado o bien por diferencias entre el precio de cotización en la fecha de vencimiento y el precio que se había acordado en el momento de firmar el contrato. Un futuro puede tener como subyacente acciones, materias primas, índices bursátiles o tipos de interés. En este tipo de contratos las ganancias pueden ser ilimitadas, pero las pérdidas también.

Forwards: funcionan de la misma forma que los futuros. Se diferencian porque cotizan siempre en mercados no organizados, es decir, la negociación se lleva a cabo de forma bilateral entre las dos partes, y porque se liquidan siempre por diferencias y a vencimiento. El más común es el forward de divisas.

Opciones: surgen para evitar las pérdidas ilimitadas de los contratos de futuros. En las opciones, el comprador paga una cantidad (prima), para poder elegir si cumple o no con lo pactado, según le convenga. Es decir, el comprador paga la prima y a cambio recibe el derecho de ejercitar o no la opción, es una forma de limitarse las pérdidas porque en caso de escenario adverso solo pierde la prima, mientras que las ganancias serán ilimitadas. El vendedor por su parte tiene que mantenerse fiel a lo firmado en el contrato, asumiendo la obligación de comprar o vender si el comprador ejercita su derecho de compra de venta. En definitiva, una opción es un contrato entre dos partes por el cual una de ellas (el comprador), adquiere sobre la otra el derecho, pero no la obligación, de comprarle o venderle un activo determinado, a un precio pactado y a una fecha futura acordada. Según el derecho que otorguen, las opciones pueden ser CALL: dan al comprador el derecho de comprar el activo subyacente al precio acordado; o PUT: otorgan al comprador el derecho de vender dicho activo.

Warrants: son opciones que emiten las entidades financieras y que únicamente de negocian en mercados organizados (bolsa). Funcionan como una acción, no exigen garantías y se cancelan por diferencias.

¿Conoces todos nuestros productos?