La importancia de un plan para asegurar el futuro de las personas con discapacidad
En todos los ámbitos de nuestra vida, desde el personal hasta el profesional, pasando por el financiero, la planificación nos ayuda a alcanzar nuestros objetivos y elimina incertidumbres que, de otra forma, nos podrían llevar a tomar decisiones poco adecuadas. La planificación cobra una especial importancia cuando tenemos un familiar con discapacidad, ya que podemos incurrir en mayores gastos y surge, además, la necesidad de proteger a estas personas para que puedan vivir de forma independiente y en las mejores condiciones en diversos escenarios.
Más allá de dar la mejor educación a los hijos o de ayudarlos en la compra de un piso, del deseo de emprender una segunda carrera, etc. las personas que tienen un familiar con discapacidad se enfrentan a una serie de preocupaciones específicas sobre el futuro de este, que pueden ir desde el coste de una posible terapia especial a cómo mantener el nivel de vida tras la jubilación o quién se ocupará de esa persona cuando ya no esté su familia para cuidarla. Realizar un ejercicio de planificación financiera, patrimonial y legal para proteger a ese ser querido y asegurar que sus necesidades estarán cubiertas, aportará tranquilidad.
Algunas cifras
En la Unión Europea, el porcentaje de personas con alguna discapacidad es del 25,8% del conjunto de la población (28,3% de las mujeres y 23,1% de los hombres, según los datos de la Comisión Europea). Es decir, hay en torno a 80 millones de personas que viven con algún tipo de discapacidad, circunstancia que aumenta considerablemente en edades avanzadas; así, entre los mayores de 65 años representa el 54,2% de la población. Según las estadísticas europeas de 2014, en España el 21,3% tiene alguna discapacidad (en el caso de las mujeres el porcentaje es del 24% y en el de los hombres, del 18,5%). Y por edades, entre los 16 y los 64 años la tasa es del 13%, mientras que entre los mayores de 65 es del 52,8%.
El acceso de estas personas a los estudios y al mercado laboral se sitúa por detrás del resto de ciudadanos. Así, en el conjunto de la UE, entre las personas con discapacidad (datos de 2011), el 30,7% había completado estudios terciarios, mientras que entre las personas sin discapacidad el porcentaje se elevaba al 41,3%.
Por otra parte, la tasa de empleo entre los primeros es del 43,7%, frente al 65,2% de los segundos (para el grupo entre 20 y 64 años). Y el desempleo entre las personas con discapacidad en Europa es más elevado (16,7%) que entre las personas que no tienen (10,3%).
A esto se suma que los salarios son, normalmente, más bajos. En el caso de España, el salario medio de las personas con discapacidad (2013, datos del INE, Observatorio de la Discapacidad) es de 19.139 euros, es decir un 16,1% inferior al del resto, siendo el salario de los hombres con discapacidad de 20.535 euros, mientras que el de las mujeres es de 17.209.
Un plan para la independencia financiera
En el caso de las personas con discapacidad, como en el resto de situaciones en las que queremos asegurarnos cierto nivel de vida en el futuro, el principal consejo, que es válido en todos los casos, es diseñar nuestro plan y empezar a ejecutarlo cuanto antes. El tiempo es nuestro aliado y aumenta de forma considerable nuestras opciones para conseguir nuestros objetivos, incrementa el margen de maniobra.
Teniendo esto claro, en el caso concreto de las personas con discapacidad pueden surgir multitud de dudas sobre qué opciones tenemos a nuestra disposición, qué podemos hacer desde el punto de vista legal, que estrategia financiera es la mejor, de qué ayudas disponemos…
¿Qué opciones tenemos?
Los familiares de personas con discapacidad pueden utilizar, entre otras figuras, el patrimonio protegido, los planes de pensiones para personas con discapacidad y la donación. Las dos primeras tienen algún tipo de ventaja fiscal que conviene sopesar como parte del ejercicio de planificación y en el caso de las donaciones, la fiscalidad dependerá de la comunidad en la que resida en donatario. También se podrán realizar disposiciones testamentarias, por lo que debemos tener presentes los aspectos legales, como la conveniencia de realizar un testamento para proteger específicamente a ese hijo con discapacidad o designar un tutor legal en el caso de que sea necesario, así como un administrador que actúe sobre el patrimonio, entre otros.
Respecto a la planificación financiera, es aconsejable elaborar un plan que tenga en cuenta tanto las necesidades de la persona con discapacidad como las de su familia y las posibilidades económicas de todos ellos en su conjunto. Debemos comenzar determinando cuál es el objetivo, qué queremos para ese hijo o familiar con discapacidad y cómo encaja eso con el resto de objetivos familiares, como podría ser mantener el nivel de vida durante la jubilación o emprender una segunda carrera profesional.
El siguiente paso sería realizar un inventario del patrimonio familiar y distinguir entre los bienes que son estratégicos y los que no lo son, estudiar qué activos serían más apropiados para la persona con discapacidad, analizar la capacidad de generar ahorro, etc. Con esta información podremos diseñar una estrategia adecuada a las necesidades de la familia que nos ayude a garantizar la independencia económica de la persona con discapacidad.