Retribución a directivos: planificación financiera para sacar el mayor rendimiento
Los planes de retribución son uno de los elementos que utilizan las empresas para atraer, motivar y retener el talento. En el caso de los directivos, esta no solo es elevada, sino que también llegan a tener una estructura compleja que puede requerir de ejercicios de planificación financiera para sacarles el mayor rendimiento posible y para asegurar cierto nivel de vida a lo largo de la carrera profesional –que puede tener altibajos o giros-, así como al término de la misma.
En la mayoría de los planes de retribución a directivos y altos ejecutivos, además de un salario fijo, las empresas ofrecen un variable, que puede ser anual o a largo plazo y asociado a los objetivos más estratégicos (y en muchas ocasiones constituye la mayor fuente de ingresos y de capacidad de ahorro de estos profesionales), y también retribución en especie u otras prestaciones complementarias, que pueden ir desde el coche o un préstamo a stock options, seguros médicos y de vida, participación en beneficios o planes y paquetes de previsión social.
En algunos estudios realizados por diversas consultoras se pone de relieve que más del 90% de los directores generales tiene un coche a cargo de la empresa, además del móvil, y en más de la mitad de los casos se cubren gastos médicos. Este tipo de retribuciones son más frecuentes cuanto mayor es el tamaño de la empresa.
Retribución a la carta y fiscalidad
En definitiva, se trata de retribuciones a la carta con distintas implicaciones fiscales y financieras; ya que unas rentas tributan y otras no y entre las que sí, lo hacen de diferentes formas según su categoría fiscal y la forma de pago. Por ejemplo, las rentas irregulares permiten una reducción del 30% en determinadas circunstancias – si han sido generadas en un periodo superior a dos años y no se obtienen de forma periódica-. Y la entrega de acciones o de opciones para la adquisición de acciones tributan como renta del trabajo.
Respecto a la retribución en especie, no tributa igual el pago de la vivienda que el coche de empresa o el plan de empleo. Y hay algunos beneficios que están exentos, como la entrega de productos en comedores de empresa, las primas de seguros de enfermedad o servicios de educación a los hijos, por señalar algunas.
A esto se suman las indemnizaciones por despido, muchas veces fijadas antes de la firma del contrato, por las que también se tributa a partir de cierta cantidad y que influyen en la cantidad de ahorro que puede generar el directivo a lo largo de su carrera, en las decisiones de planificación fiscal y financiera o en decisiones profesionales, como la posibilidad de cambiar de carrera o montar un negocio.
Fase de acumulación y jubilación
La gestión de los ingresos de los directivos durante la fase vital de acumulación, mientras desarrollan su carrera, requiere del consejo de un experto para sacarle el máximo partido. Pero si, además, el directivo quiere garantizar su poder adquisitivo a lo largo de toda su vida, su independencia económica en el futuro, asegurar el porvenir de su familia independientemente de los vaivenes profesionales que pueda atravesar, la necesidad de una correcta planificación financiera es imprescindible.
Una parte importante en esta planificación suele ser la jubilación entendida de una manera amplia o flexible, es decir, como el momento de esa independencia económica. Y como ya hemos dicho, la jubilación va mucho más allá de la inversión a través de planes de pensiones. Los altos directivos deben tener previsto que cuando llegue el momento de la jubilación –y este puede estar más próximo de lo que se piensa, dado que en muchos casos se producen prejubilaciones- y como la remuneración en este tipo de puestos es elevada, la pérdida de poder adquisitivo que se produce es muy importante si no se cuenta con una bolsa de ahorro propio.
Y conociendo sus objetivos profesionales y vitales podrá invertir su dinero de la forma más adecuada para alcanzarlos.