La mujer y las entidades financieras

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01/12/2015

Hace un par de años Warren Buffet, con 85 años y uno de los inversores más exitosos del mundo, escribía en la revista Fortune que confiaba y era muy optimista acerca del futuro económico de Estados Unidos, porque la nación se estaba dando cuenta del enorme potencial que tenían las mujeres y añadía: “La mayor prosperidad de este país se ha creado usando solo el 50% del talento”.

El aumento de la influencia de las mujeres en la economía mundial es una tendencia imparable y muy importante para las entidades financieras. El índice de riqueza de las mujeres aumenta progresivamente y tienen un rol económico vital como consumidoras, profesionales, inversoras, emprendedoras y generadoras de empleo. La mejora de los ingresos profesionales de las mujeres, unida a su mayor supervivencia, hace que en poco tiempo más de la mitad de la riqueza de países como Estados Unidos vaya a estar en sus manos.

Sin embargo, mujeres de todo el mundo señalan a la industria financiera como una de las más insatisfactorias, tanto desde el punto de vista del servicio como de producto, según un informe de Boston Consulting Group (año 2008). Las mujeres “quieren asesores que entiendan su necesidad de simplicidad en el corto plazo y estabilidad en el largo plazo”, buscan una entidad que comprenda sus deseos de garantizar el futuro propio y el de la familia.

La importancia de la toma de conciencia

Como explica Marta Rodríguez, socia directora de la oficina de Abante en Madrid, “para un asesor financiero es un lujo, a la vez que un reto, poder contar con una mujer como cliente. Ganarse la confianza de una mujer inversora no depende sólo de la rentabilidad y esto, que a priori es lo deseado por los asesores, porque así limitaríamos el ‘efecto mercado’ en la relación con los clientes, conlleva, sin embargo, una responsabilidad adicional porque exige desarrollar otras muchas habilidades vinculadas a la persona”.

“Habilidades como la empatía, la escucha activa, la transparencia, la honestidad en las recomendaciones y un estrecho componente emocional, son determinantes en nuestra relación con ellas”, añade. Esto no significa que los temas técnicos debamos obviarlos, sino todo lo contrario. La mujer necesita entender y controlar las variables que influyen en su cartera. Este control y exhaustividad en el análisis les permite ser coherentes y pacientes con la estrategia financiera elegida, valorando más la consistencia en resultados que un buen dato de rentabilidad puntual.

Rodríguez subraya: “Como asesora financiera, animaría a las mujeres a tomar conciencia de la importancia de planificar con tiempo para garantizar su estabilidad y la de su familia y evitar quedar a merced de las circunstancias. Además, es imprescindible y debemos comprometernos a involucrar a la mujer desde el comienzo de la planificación financiera porque, sean las responsables de la gestión de  las finanzas familiares o no, su influencia es decisiva. Entender la visión de los dos miembros de la pareja  e integrar ambos perfiles en la estrategia financiera es la garantía de éxito de sus inversiones, aunque no siempre sea fácil”.

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