¿Qué debo plantear antes de realizar una aportación?

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01/12/2012

Primer paso: ¿Cuánto necesitaré?

La jubilación supone, en general, una fuerte reducción de ingresos. La pensión de la Seguridad Social, como ya sabemos, puede no ser suficiente para financiar un periodo de nuestras vidas cada vez más largo. Por tanto, si queremos mantener cierto nivel de vida, tendremos que:

  • Ahorrar
  • Obtener una rentabilidad adecuada

Para poner números a nuestro objetivo, determinar el ahorro que necesitamos y evaluar la rentabilidad que deberíamos pedirle a los mercados, debemos realizar un estudio de planificación financiera que incluya una simulación de la pensión esperada de la Seguridad Social.

Segundo paso: ¿Cuánto puedo y cuánto debo ahorrar?

El ahorro es consumo diferido. Respecto a él, debemos tener en cuenta que:

  • El plazo reduce el esfuerzo de ahorro. Cuanto antes empecemos, menor será la carga.
  • Las aportaciones anuales deben ser compatibles con la situación financiera actual y con otros objetivos intermedios.
  • La aportación a planes de pensiones, planes de previsión asegurados y mutualidades, tienen, hoy por hoy, un límite máximo. Por ello puede ser recomendable realizar aportaciones complementarias a través de otros vehículos, en particular, los fondos de inversión

Un aspecto a tener en cuenta es que determinados vehículos tienen importantes ventajas fiscales, que dependiendo de la edad y de las rentas del trabajo del inversor, podrían llegar hasta el 45% de la cantidad aportada.

En los últimos años se ha extendido la opinión de que dicha ventaja no compensa los costes fiscales del rescate. En general, esto no es cierto y mayoritariamente, el plan de pensiones sigue siendo el vehículo óptimo para realizar el grueso del ahorro. Creemos, además, que dicha fiscalidad tenderá a mejorar.

Tercer paso: ¿Qué rentabilidad necesito y qué riesgo debo asumir?

Llegados a este punto, si podemos calcular el déficit (o superávit) de ahorro que tendremos que completar con la rentabilidad que obtengamos de nuestras inversiones. Para lo que hay que tener en cuenta que:

  • La inflación va a restar poder adquisitivo a nuestro ahorro a largo plazo, por tanto la rentabilidad mínima que debemos exigir a nuestras inversiones debe ser la tasa de inflación esperada.
  • No podemos aspirar a buscar la mayor rentabilidad posible, si no es dentro del marco de nuestra capacidad, psicológica y financiera, de asumir riesgo
  • Conviene tener cuidado con las inversiones que no fluctúan (preferentes, estructurados, depósitos, garantizados…) o bien tienen riesgos distintos (calidad crediticia, iliquidez…) o bien su rentabilidad sea insuficiente para alcanzar nuestros objetivos

Los mejores aliados para diluir el riesgo y alcanzar la rentabilidad esperada son:

  • El largo plazo
  • El ahorro periódico
  • La diversificación

Cuarto paso: ¿Qué producto elijo?

Una vez analizadas las alternativas disponibles más eficientes financiera y fiscalmente, la tentación será elegir aquella que vaya acompañada de un regalo de campaña más atractivo, sin considerar que lo relevante será la calidad y la transparencia de la gestión y lo que ésta se adecue a nuestro plan.Las claves son:

  • Información recurrente y en profundidad de la visión de mercados y la estrategia de gestión de nuestro producto.
  • Comisiones. Que están estén acordes con el valor añadido que aporta del gestor.
  • Flexibilidad en la gestión para modificar nuestra exposición al riesgo en cada momento y alcanzar la distribución de activos que necesitamos

En este punto, el estudio de planificación financiera es clave para no andar haciendo y deshaciendo la estrategia de inversión según sople el viento de las modas o de las propuestas comerciales de las entidades.

Queremos llamar la atención sobre el buen comportamiento de dos de nuestros planes de pensiones, tanto forma relativo como de forma absoluta, con datos a cierre de octubre de 2012. Consulte: Planes de Pensiones Abante: Una Historia de Rentabilidad.

Quinto paso: Seguimiento del plan financiero para jubilación

Afrontar un objetivo como el de la jubilación no puede limitarse a la aportación anual a nuestro producto de ahorro. Debemos hacer un seguimiento continuo, no solo de los mercados, sino también de las distintas variables que nos afectan ya que las circunstancias personales, patrimoniales y fiscales del inversor cambian a lo largo del tiempo. Habrá que revisar:

  • Situación laboral y profesional.
  • Situación fiscal
  • Situación personal

Al menos, trimestralmente habrá que revisar:

  • Evolución y perspectivas de los mercados

El estudio de planificación financiera es una herramienta viva, que hay que revisar y ajustar, en su caso, en función de cómo cambiamos nosotros y cómo cambia nuestro entorno. Para ello, ponerse en manos de un Consejero Financiero adecuado, que conozca en profundidad nuestras necesidades y circunstancias resulta esencial. Hoy por hoy, ese valor añadido escasea y por ello, no está incluido en ninguna comisión. Esto es precisamente lo que el inversor debe exigir: asesoramiento y dedicación.

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