Planificar mi jubilación: qué debo saber de la reforma de las pensiones
La ventaja fiscal de los planes de pensiones ha hecho que, históricamente, muchos nos acordemos de ahorrar y de invertir para la jubilación en la recta final del año, que es el momento en el que nos acordamos de la declaración de la renta del año que viene y de que ya no tenemos mucho más tiempo para poder aportar a nuestro plan de pensiones y deducirnos parte de lo aportado en el ejercicio siguiente. También es la época en la que las entidades lanzan sus ofertas comerciales con bonificaciones por traspasar el ahorro en planes de pensiones.
Tras las últimas reducciones que se han ido incluyendo en los Presupuestos Generales, la cantidad máxima sobre la que podemos aportar y deducirnos al plan de pensiones individual es de 1.500 euros. Una cuantía que resulta insuficiente para planificar nuestra jubilación y que nos obliga a plantearnos ahora qué jubilación vamos a querer tener y cómo vamos a querer vivir cuando dejemos de trabajar.
En los últimos meses no solo ha cambiado la cantidad que podemos invertir en planes de pensiones, sino que la legislación del sistema público de pensiones también lo ha hecho y, además, de forma paulatina. A finales de 2021 se aprobó la primera pata de la reforma de las pensiones y este mes de abril entró en vigor la segunda parte con una serie de cambios que buscan establecer un marco a medio y largo plazo que garantice la sostenibilidad del sistema frente a la circunstancia demográfica excepcional que ya estamos viviendo: la jubilación de la generación del baby boom.
De hecho, este 2023 los primeros baby boomers ya han comenzado a retirarse del mercado laboral y parece que en las cuentas del Ministerio de la Seguridad Social se ha notado. Las cifras de octubre reflejan que el gasto en pensiones ha crecido casi un 11% respecto al mismo mes de 2022, hasta una cuantía de 12.074 millones de euros, marcando récord. Además, el 73% de esta cifra se ha destinado exclusivamente al pago de las pensiones de jubilación para los más de 6,4 millones de pensionistas jubilados que hay en nuestro país.
Comprender la nueva reforma de las pensiones y tomar mejores decisiones
Cuando se aprobó la nueva ley, en el BOE se recogía que el objetivo de este segundo bloque de la reforma, pensando en la jubilación de esta generación, era conseguir un “importante refuerzo de la capacidad financiera del sistema con el fin de establecer las bases que garanticen la sostenibilidad del sistema en los próximos treinta años”.
Las principales medidas que se aprobaron incrementan tanto los gastos como los ingresos de la Seguridad Social y se centran en la cotización de los trabajadores, las bases máximas de cotización, las pensiones mínimas y máximas y el cálculo de la base reguladora. Pero ¿de qué estamos hablando exactamente? ¿Sabemos cómo nos puede afectar?
Aunque puede parecer abrumador intentar entender todos los cambios que recoge la nueva reforma, sí conviene conocer y comprender cómo nos puede afectar para poder tomar en el presente medidas y decisiones que nos ayuden a tener la jubilación que realmente queremos. En este sentido, Paula Satrústegui, socia del equipo de Asesoramiento patrimonial de Abante, recuerda que la nueva ley contempla diversas medidas que afectan en diferente cuantía y a partir de distintos momentos y que, precisamente por eso, es importante entender bien sus implicaciones en el medio y largo plazo: “En este escenario, y teniendo en cuenta el incremento de la esperanza de vida, es más necesario que nunca hacer una correcta planificación de la jubilación”.
Por ejemplo, en los próximos 10 años lo que pagamos a la Seguridad Social se verá incrementado en un 11% al año para una persona cuya base de cotización supere la máxima, como consecuencia de la aplicación del Mecanismo de equidad intergeneracional (MEI) y de la cuota de solidaridad, además del incremento de las bases de cotización. En cambio, el aumento esperado de las pensiones de jubilación será del 5%. En el caso de un autónomo, este asume todo el incremento de la cotización; en el caso de un asalariado, el trabajador asume el 16% de esa cotización y la empresa, el resto.
Por otro lado, la diferencia entre el actual sistema de cálculo de las pensiones (25 años) y el nuevo (29 años, excluyendo los dos más desfavorables) es, básicamente, que se alarga el periodo que se tiene en cuenta. Por lo tanto, si los salarios de esos dos años de más eran iguales o superiores a los posteriores, beneficiaría incluirlos en el cálculo de la pensión. Pero si los salarios de esos dos años extra eran inferiores, la pensión se rebajará con el nuevo cálculo.
Estos son solo algunos ejemplos con algunas de las novedades que entraron en vigor. Para tener una foto global de cuánto cambia lo que pagamos y qué podemos esperar en el futuro, hace falta un análisis específico y a la medida que tenga en cuenta nuestra situación financiera y fiscal, además de la parte profesional, personal y familiar.
Realizar un ejercicio de planificación financiera nos va a ayudar a conocer cómo nos puede afectar esta reforma teniendo en cuenta, además, el contexto global en el que nos encontramos -de vidas más largas y activas- y nuestro proyecto biográfico. Esto va a hacer que seamos conscientes en el presente de lo que podemos esperar en el futuro -por el lado de la pensión pública y de cuándo vamos a querer o poder jubilarnos-, y que podamos invertir y ahorrar en los productos que realmente nos convengan y nos ayuden a complementar la pensión para vivir de la forma que queramos cuando nos jubilemos.