De ahorrador a inversor: ¿cómo preparar nuestras inversiones antes de las vacaciones?
Repuntes en la inflación, subidas en las bolsas, el petróleo marcando nuevos máximos, cambio de tono de la Reserva Federal de Estados Unidos, etc. Los mercados han llegado al ecuador del año con subidas generalizadas en casi todos los índices y en un entorno de recuperación económica, mejores perspectivas de crecimiento, avances en los procesos de vacunación y con la nueva variante Delta sembrando cierta preocupación.
Nuevo semestre: ¿hacia dónde va el mercado?
Después de ver que, una vez más, el famoso “sell in may and go away” no se ha cumplido, la clave ahora está en qué puede pasar con los mercados en el segundo semestre, una vez que la primera parte del año ha estado marcada, por un lado, por las tensiones inflacionistas y, por otro, por la recuperación económica. Y es que este entorno de recuperación en el que nos hallamos inmersos está haciendo que los niveles de optimismo hacia los activos de riesgo, en algunos mercados, estén siendo elevados, ya que las bolsas llevaban meses poniendo en precio la mejor situación en la que hoy estamos.
¿Qué debe hacer el inversor en este escenario? ¿Cómo puede sacarle el máximo partido posible a su ahorro?
– Invertir con un objetivo claro. Tanto para el inversor que ya tiene su dinero en los mercados, como para el ahorrador que quiere empezar a invertir, desde Abante siempre recomendamos hacer un ejercicio de planificación financiera antes de acudir a los mercados financieros. Esto le permite conocer para qué invierte, es decir, cuánto dinero necesita y, por tanto, qué rentabilidad le tiene que pedir a los mercados. Conocer su objetivo también le va a permitir fijar su horizonte temporal de inversión, lo que es fundamental a la hora de saber qué nivel de riesgo puede asumir y durante cuánto tiempo tiene que mantener sus ahorros en los mercados. Definir el plazo y los objetivos es clave para trazar la estrategia que se adapte a sus circunstancias y le permita estar en los productos que realmente necesita, independientemente de lo que pase en el mercado.
– Profesionalizar las inversiones. Para no sufrir con los episodios de volatilidad y evitar tomar decisiones precipitadas, es fundamental contar con un asesor financiero que ayude al inversor a contextualizar lo que está pasando en los mercados dentro de su estrategia y plan de inversión y de sus propias circunstancias personales. Contar con un asesoramiento financiero cercano, honesto y de calidad va a ayudar al inversor a controlar sus emociones y a comprometerse con su objetivo, evitando caer en errores típicos como, por ejemplo, salirse del mercado en los momentos de caída por miedo a perder más dinero o invertir en ciertos productos únicamente porque están de moda. Si en los próximos meses la tendencia que hemos estado viendo en las bolsas durante 2021 se da la vuelta, el asesor financiero acompañará al inversor y le ayudará a entender cómo le afectan esas caídas, si de verdad necesita salirse del mercado porque le ha surgido una nueva necesidad inmediata de liquidez o si, por el contrario, puede aprovechar esas caídas para entrar a mejor precio e incrementar su inversión.
– Recordar su objetivo y establecer un plan. Para que pueda lograr el capital final que desea, es vital que recuerde siempre por qué decidió invertir su dinero. Esto es fundamental para que se comprometa con su futuro y mantenga sus decisiones, priorizando la inversión y pensando que es un gasto o una factura más a pagar cada mes. Con este ejercicio, creará el hábito de ahorrar e invertir y se dará cuenta del impacto que tienen en el futuro las decisiones que está tomando en el presente.
– Pensar a largo plazo. Si la persona invierte con un objetivo de medio y largo plazo, debe ser consciente de que en algún momento los mercados van a caer y, en consecuencia, su inversión perderá valor. En estos casos la figura del asesor financiero es fundamental porque le puede explicar las ventajas de invertir a largo plazo -por ejemplo, cómo se puede beneficiar del interés compuesto al reinvertir los intereses que va generado la inversión- y le puede ayudar a comprender que en periodos largos sufrir episodios de turbulencias es algo normal y que en esos casos, si las circunstancias personales o profesionales no han cambiado, la mejor decisión puede ser no hacer nada y permanecer invertidos. Por ejemplo, al mirar lo que ha hecho el S&P 500 desde el año 1996 hasta el 2016, el inversor que se haya mantenido invertido ha obtenido una rentabilidad anualizada del 7,85%, mientras que el que se salió perdiéndose los 5 mejores días ganó un 5,64%, una rentabilidad que se reduce hasta el 1,72% para el que se perdiera los 20 mejores días.
– Diversificar sus inversiones. Una de las reglas básicas de la inversión tiene que ver con la importancia de diversificar. En Abante siempre recomendamos apostar por carteras globales que diversifiquen tanto por sectores, como por tipo de activos y geografías. Para el inversor que tenga dudas de cómo pueden terminar los mercados el año, tener una cartera bien diversificada le ayudará a reducir los riesgos, capturando todas las oportunidades que da el mercado.