¿Estamos preparados para tener carreras profesionales más largas?
Cada vez vivimos más años y cada vez los vivimos mejor, es decir, en mejores condiciones físicas. El incremento de la esperanza de vida tiene un impacto directo en cómo vivimos, en nuestras necesidades y objetivos y, también, en nuestra economía.
Las cifras que publica el Instituto Nacional de Estadística manifiestan que en los últimos años la esperanza de vida en España se ha incrementado considerablemente, convirtiendo nuestro país en uno de los más longevos del mundo.
En 2019, la esperanza de vida de las mujeres era de 86,2 años, mientras que en los hombres era de 80,9. En 2020 los datos fueron inferiores por la pandemia del coronavirus -las mujeres 85,1 años y los hombres 79,6-, mientras que en 2021 hemos vuelto a ver un incremento que pone de relieve que estamos en la era de la longevidad: 85,8 años de esperanza de vida para las mujeres y 80,2 años para los hombres.
Vivir vidas más largas tiene implicaciones en multitud de sectores y ámbitos de la sociedad y, a nivel personal, supone un gran reto: ¿cómo podremos llegar a planificarlas?
Rediseñar nuestra carrera profesional
“Lo que nos tenemos que plantear es el estándar de vida que tenemos hoy en día: estudio, me formo, trabajo y luego me jubilo. ¿Tiene sentido en una vida de 100 años?“, explica Lucía Pérez de Villaamil, socia de Asesoramiento patrimonial en Abante.
En una vida más larga la planificación debería ser diferente ya que, de continuar con el modelo que conocemos, la etapa pasiva -cuando ya hemos dejado de trabajar- durará tres veces más que antes. Es decir, necesitaremos generar más dinero para poder mantenernos durante nuestra jubilación y esto, como señala Pérez de Villaamil, “nos va a llevar a tener carreras profesionales más largas que deberíamos diseñar con creatividad para evitar que sean una carga a lo largo de nuestra vida”.
¿Y si pensásemos en una vida multietapas, en hacer varias transiciones dentro de nuestra vida profesional? Esto supone un constante aprendizaje de nuevas habilidades y capacidades. Y, también, permite que vayamos adaptando nuestro trabajo a nuestra etapa vital, equilibrando ambos, lo profesional y lo personal.
Antes de tomar decisiones conviene plantearse si nuestra economía nos lo permite. “¿Puedo diseñar una carrera profesional en la que pueda dedicarme a lo que me gusta o hacer lo que siempre quise hacer, aunque no esté tan remunerado?”, se pregunta Pérez de Villaamil. En este sentido, explica la importancia de ponernos en manos de un profesional y de tener siempre en mente qué queremos ser, hacer y tener.
De esta manera podremos poner en perspectiva nuestros objetivos y lo que hemos ido construyendo conforme han pasado los años. Cuando tenemos esto cuantificado, el siguiente paso es aterrizarlo en números: ¿puedo cumplir mis metas y dedicarme a lo que quiero con el dinero que tengo? “Así, visualizaremos y proyectaremos cuáles son las consecuencias de las decisiones que estamos tomando en el presente, incluido el diseño de la carrera profesional”, explica la socia de Abante.
Todo ello es fundamental para ganar visibilidad, ver qué opciones tenemos y, de la mano de un buen asesoramiento y una correcta estrategia de inversión, lograr nuestras metas y diseñar nuestro plan biográfico y profesional.