¿Invertir a través de fondos o directamente en acciones?
La inversión a través de fondos ofrece ventajas fiscales y financieras, como ya comentamos en el post anterior. Una de las claves es que cuando se utilizan los fondos de inversión se retrasa el pago de impuestos, ya que solo se tributa por la ganancia obtenida cuando se venden participaciones (y no todo el dinero que se retira se considera plusvalía).
Al diferir los impuestos, esa cantidad que dejamos de pagar se puede invertir. El efecto acumulativo a lo largo de varios años puede provocar que nuestra rentabilidad final se incremente de forma notable.
Por ejemplo, para una inversión de 100.000 euros durante 10 años, la diferencia entre elegir acciones o fondos es de más de 12.000 euros. Es decir, con el fondo logramos un 12% más de rentabilidad gracias a ese efecto acumulativo, ya que los impuestos pagados al final son similares, como se puede ver en la siguiente tabla.
En cambio, con las acciones, se paga a Hacienda cada ejercicio por los dividendos recibidos. A partir de este año y como consecuencia de la reforma fiscal, los dividendos tributan desde el primer céntimo (hasta 2014 los 1.500 primeros euros estaban exentos) y se les aplica una retención del 20%. Y cuando se venden los títulos se aplican impuestos a la plusvalía.