La trampa de la cerilla y la brújula del capitán Sparrow
¿Pasan muchas cosas, muy importantes y muy rápido o se trata de intentos de interpretaciones distintas, prueba y error, a los mismos hechos de fondo? Si queremos reducir el nivel de estrés y tener ciertas garantías de superar las adversidades y ganar el futuro que soñamos hay que eliminar ruido y hay que coger perspectiva. Pero, ¿cómo hacerlo?
En épocas de bonanza tendemos a expandir el presente. Vivimos bien y no nos preocupa lo que pueda venir, bien porque reducimos al mínimo las probabilidades de que algo negativo suceda, bien porque nos creemos preparados para cualquier cosa y restamos importancia a las consecuencias.
En épocas de carestía, la tentación es huir al extremo contrario. La convicción de que todo está tan mal que no podemos hacer nada, puede conducirnos a otro tipo de inmovilismo, acaso más perverso y destructivo.
Parte importante del problema es, en nuestra opinión, que vivimos muy apegados al momento, buscando causas a efectos, explicaciones a cosas que no entendemos, quizás porque nunca las anticipamos, quizás porque las despreciamos. Es como si caminásemos por un desierto sin las referencias fundamentales para localizarnos: dónde estamos y hacia dónde vamos.
Cuando tratamos de validar nuestra situación actual es necesario analizar cómo y por qué hemos llegado a ella, si barajamos y dispusimos de alternativas cuando tuvimos que tomar decisiones. Sólo así, si nuestra situación de partida no se corresponde con lo que pensábamos, podremos adoptar un plan de cambio y una renovación de la voluntad caída, para no estancarnos en situaciones de resignación que poco nos ayudarán a evolucionar.
La trampa
Saber simplemente dónde estamos, no es suficiente. Es como si en medio de la oscuridad encendemos una cerilla. Su luz va a proporcionarnos una sensación de comodidad, de relativa seguridad durante un instante. Pero dura poco. Por lo tanto, no nos sirve como estrategia y lo que debería ser un alto en el camino puede transformarse en un hábito que nos impida avanzar con paso firme y llegar, en tiempo, a nuestro destino. Si nuestra estrategia es recurrir a la cerilla del activo refugio, la inflación y los impuestos se encargarán, a medio plazo, de que sigamos en el mismo sitio unos años después.
En épocas de incertidumbre, aunque el latinajo, primum vivere, deinde filosofare, aconseje preocuparse por la superviviencia, conviene asegurarse de que lo provisional no vaya a quedar como permanente.
La solución
Sólo los objetivos y metas personales y la acción individual orientada a conseguirlos pueden aportar una luz que nos ayude a avanzar. No vale con un análisis de perfil de riesgo que cambia según vaya el mercado, ni con un horizonte temporal difuso, decidido al comienzo, dubitativo más tarde y resignado a largo plazo si las cosas no funcionan. Desde luego, no vale con correr detrás de la rentabilidad, en abstracto, pues los benchmark, las referencias, que pueden ser buenas para otros, no tienen porqué ser validas para cada uno de nosotros, ya que nos exigirán esfuerzos y riesgos que podemos no estar preparados para asumir.
La brújula del capitán Sparrow, en la película Piratas del Caribe, tenía la propiedad de señalar el lugar a dónde su poseedor quería dirigirse. Así, para cada uno de nosotros, el norte son nuestros propios objetivos, únicos, distintos a los de otros inversores.
Si algo nos ha permitido validar la crisis en estos dos años, es que las mejores decisiones de inversión se toman cuando existen unos objetivos que las justifican y dirigen, y un marco adecuado de análisis para canalizarlas. Se trata de una especie de GPS en el que localizamos dónde estamos, introducimos a dónde queremos ir y seleccionamos las distintas rutas posibles, adaptándolas incluso a nuestras preferencias.
¿Cómo podemos ayudarle?
En primer lugar, ayudándole a identificar y valorar sus objetivos, sus “para qué”. En segundo lugar, a establecer el marco adecuado para la toma de decisiones que le permita saber, dónde se encuentra hoy, hacia dónde va y qué alternativas tiene o puede crear. Finalmente, podemos ayudarle a hacer los cambios y ajustes necesarios en su situación actual para poder empezar a caminar. La solución está en cada uno de nosotros, la clave es atreverse a descubrirla.
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