La volatilidad como precio de la rentabilidad
Los inversores buscan a menudo conseguir rentabilidad sin entender bien el riesgo de las inversiones y la relación entre ambos, como explicábamos en este post. El riesgo, entendido como la volatilidad de nuestras inversiones, es lo que nos permite obtener un retorno por nuestro dinero. Esa volatilidad es el precio de la rentabilidad.
Los riesgos que asumimos con las inversiones pueden estar relacionados con los activos financieros, es decir, la solvencia de los emisores, la liquidez que ofrece y el riesgo entendido como la volatilidad o fluctuaciones. O puede tener que ver con la capacidad de financiación y patrimonial del cliente, es decir, en qué situación se encuentra para afrontar inversiones que, en un momento puntual pueden registrar bajadas.
Si tenemos en mente un objetivo de inversión a medio o largo plazo, las subidas y bajadas de los activos en el corto plazo no deben valorarse negativamento. Sin embargo, en la percepción de la volatilidad intervienen factores psicológicos, más difíciles de controlar. Como pone de relieve el behavioural finance, las personas sobrevaloraramos las pérdidas e infavaloramos las ganancias, lo cual explica esa aversión a la volatilidad y los sesgos en las decisiones de inversión.
Muchas veces no nos paramos a pensar que a la hora de plantear la gestión de nuestro dinero que el riesgo no es la volatilidad, sino tener una cartera que no se ajusta a nuestras necesidades y perfil y que, por tanto, no nos ayudará a conseguir nuestros objetivos.
Gestión de la volatilidad y el riesgo
El riesgo de las carteras se gestiona y se modula en función del perfil del inversor, como hemos visto. En este sentido, cabe destacar la importancia de una gestión flexible y activa, que se adapte en cada momento a las circunstancias del mercado.
Además, para reducir el riesgo debemos diversificar nuestras inversiones, tanto desde el punto de vista de la distribución de activos como desde el de los productos en los que se invierte o de los estilos de gestión. De esta forma, evitamos que si un activo sufre pérdidas estas pesen demasiado en nuestra cartera.
Una de las opciones de inversión para aquellos que quieren beneficiarse de una gran diversificación de la cartera con una gestión profesional y que ofrece ventajas fiscales y administrativas son los fondos de fondos (son vehículos que no invierten directamente en activos financieros, sino que compran participaciones de otros fondos o acciones de sociedades de inversión).
Los fondos de fondos multiplican la diversificación debido a que cada uno de ellos tiene por debajo varias IIC que, a su vez, invierten en diferentes tipos de activos financieros, de emisores, de mercados y de gestores. Es decir, con un solo producto el cliente accede a una amplia gama de inversiones.
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