Planificación financiera para dar lo mejor a los hijos
Las personas atravesamos diferentes momentos vitales. Los adultos, pasan primero por la fase de la emancipación, comenzar la carrera profesional, adquirir una vivienda, etc. La llegada de los hijos es uno de los momentos que más cambian las prioridades de quienes se convierten en padres, que suelen anteponer las necesidades de los niños a las suyas.
Por lo general, todos los padres desean que crezcan sanos, sean felices y, en la medida de sus posibilidades, dar lo mejor a sus hijos. Ese “darles lo mejor” la mayoría de las veces pasa por poder ayudarles económicamente en el futuro (por ejemplo, con la compra del coche o de una casa) y por darles la mejor educación posible (desde clases extraescolares e idiomas a un máster o un año en el extranjero, entre otras cuestiones).
La educación de los hijos ha cambiado mucho en los últimos años. Hace 40 años, eran pocas las personas que estudiaban inglés, que hacían un máster o que tenían la oportunidad de estudiar fuera. Sin embargo, hoy en día son muchos los que tienen la oportunidad de hacerlo y eso requiere, como el resto de nuestros objetivos vitales, financiación.
De hecho, en algunos casos puede suponer un desembolso importante. ¿Cuál es el coste real de la educación de los hijos? ¿Cuánto convendría ahorrar para poder pagarles un año en el extranjero? ¿Qué parte del patrimonio deberían los padres destinar a los hijos? Y, ¿cómo influyen estas decisiones en el resto de nuestros objetivos?
Un plan para asegurar el futuro de los hijos
Tener o no un plan financiero en el que recojamos estas variables para garantizar la educación y el futuro de nuestros hijos sin poner en peligro otras cuestiones como la jubilación, poner en marcha un negocio o emprender una nueva carrera profesional, puede marcar una diferencia importante: que consigamos esos objetivos o que tengamos que renunciar a alguno.
Habrá etapas en las que los costes por los hijos sean más elevados, pero también habrá otras en las que nos podamos dedicar a acumular e invertir porque los gastos sean menores. Por otro lado, deberemos tener en cuenta en cada momento las ayudas de las que dispondremos, para aprovecharlas al máximo.
Cuando planificamos con tiempo podemos conseguir el dinero que necesitamos (la diferencia entre lo que cuesta el objetivo y lo tenemos/podemos ahorrar) gracias a una correcta planificación y al diseño de una cartera de inversión adecuada. Y el objetivo que podía parecernos inalcanzable, convertirse en asequible.
En próximos artículos sobre momentos vitales explicaremos cómo influyen los hijos en la declaración de la renta y también desarrollaremos un caso práctico de cómo ayuda la planificación financiera a garantizar el futuro de los hijos, dentro del contexto de independencia económica, como objetivo que engloba al resto, para que podamos hacer aquello que deseamos. Además, os contaremos cómo asegurar el futuro de un hijo con discapacidad.
Y la recomendación básica es: cuanto antes empecemos, menos nos costará conseguirlo.