¿Por qué es importante ahorrar para la jubilación?

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03/10/2018

La sostenibilidad del sistema público de pensiones continúa en la primera plana de la actualidad. En los últimos meses, pensionistas de todas las regiones de España se han manifestado reclamando unas “pensiones dignas”, mientras el Pacto de Toledo llegaba a un acuerdo -la semana pasada- para revalorizar las pensiones conforme al IPC real. En este escenario, cada vez son más los españoles que se preguntan qué va a pasar con las pensiones públicas y miran hacia el futuro con preocupación: ¿tendré dinero suficiente para vivir tranquilo durante mi jubilación? ¿Cómo me planifico para cuando deje de trabajar?

Antes de responder a estas cuestiones, hay que añadirle otra variable a la ecuación: la longevidad. Cuando pensamos en nuestra jubilación y en cómo va a ser nuestra vida cuando dejemos de trabajar hay un aspecto fundamental que no podemos pasar por alto y es que cada vivimos más años y vivimos mejor.

En la era de la longevidad, pensar en vivir 100 años ya no es ciencia ficción. La realidad es que la esperanza de vida se ha duplicado en nuestro país en el último siglo, superando ahora los 80 años (según datos del Instituto Nacional de Estadística, la esperanza de vida al nacer para los hombres es de 80,4 años y para las mujeres es de 85,7 años). Nos enfrentamos a sociedades envejecidas -España es el segundo país más longevo del mundo-, lo que va a hacer que cambie nuestra forma de mirar el presente.

Las consecuencias de una vida de 100 años

Vivir más años implica tener jubilaciones más largas y, en consecuencia, un mayor nivel de gastos. Lo cierto es que vamos a necesitar más dinero, aunque vamos a contar con menos recursos públicos, ya que las dos últimas reformas de la Seguridad Social han hecho que las pensiones se reduzcan entre un 30 y un 35%. ¿Cómo ahorramos para la jubilación en este contexto?

Para poder financiar esos años de más nos encontrados con dos opciones: incrementar nuestro esfuerzo de ahorro anual o acudir a los mercados financieros. Si nos decantamos por la primera opción y no hacemos crecer nuestro dinero, corremos el riesgo de enfrentarnos a un gran problema: no batir a la inflación y perder poder adquisitivo. Por ello, es muy importante poner nuestro ahorro a trabajar y definir, antes que nada, nuestro proyecto vital para poder elaborar, después, nuestro plan financiero.

Mi proyecto personal y financiero

Antes de acudir a los mercados financieros, debemos tener claro qué es exactamente lo que queremos conseguir con nuestro ahorro. Es decir, tenemos que elaborar un plan financiero que parta de nuestros proyectos y planes vitales: ¿qué quiero hacer cuando me jubile? ¿Cuánto cuestan mis objetivos? ¿Cuándo tengo pensando jubilarme? Responder a estas cuestiones resulta fundamental para que, llegado el momento de la jubilación, nuestro ahorro privado complemente a la pensión pública, de forma que podamos realizar todos los objetivos que nos habíamos marcado anteriormente.

Nuestra planificación financiera debe partir siempre por definir nuestros objetivos y cuantificarlos. También tenemos que saber de dónde partimos -cuánto ahorro tenemos ya acumulado y cuánto podemos ir ahorrando-, para así saber cuándo dinero nos falta y cuál es la rentabilidad objetivo que nos tienen que dar nuestras inversiones. De esta forma podremos saber cuál es nuestro perfil de riesgo -conservador, moderado o arriesgado-, para poder escoger el vehículo que mejor se adapte a nuestras necesidades.

Cuanto antes, mejor

En toco este ejercicio de planificar nuestras finanzas para la jubilación hay otro aspecto que no podemos pasar por alto: cuánto antes comencemos a ahorrar y a invertir, mejor.

El largo plazo nos permite ir reduciendo nuestro esfuerzo de ahorro anual e incrementar las rentabilidades que vamos obteniendo, ya que, podremos asumir más riesgo -para que nuestro capital final sea mayor-, puesto que el largo plazo no solo consigue mitigar el efecto de la volatilidad en el corto plazo, sino que multiplica el efecto del interés compuesto.

Es decir, cuanto más elevado sea el horizonte temporal de nuestra inversión, más probabilidades tendremos de alcanzar nuestra rentabilidad objetivo y así poder financiar todos nuestros objetivos y planes para cuando dejemos de trabajar.