Productos de ahorro para la jubilación
A partir de septiembre empezamos a ver y recibir ofertas de planes de pensiones. Las entidades nos bombardean con mensajes sobre sus bondades y los detractores se dedican a advertir sobre sus defectos. Conviene tener claro qué son, para qué sirven y qué ventajas nos ofrecen los productos de previsión social para tomar la mejor decisión en cada caso.
Existen varios tipos de productos específicos de ahorro para la jubilación: planes de pensiones, planes de previsión asegurados (PPA), planes de ahorro a largo plazo (plan de ahorro 5), planes individuales de ahorro sistemático (PIAS), además de mutualidades o planes de empleo. Y cada uno tiene unas características. Vamos a repasar, de forma resumida, los principales:
-Planes de pensiones
Son productos de ahorro para la jubilación en los que el inversor hace aportaciones durante la fase de acumulación para tener un capital que podrá rescatar (todo a la vez o en forma de renta) cuando se produzca la jubilación (también en los casos de incapacidad, dependencia o fallecimiento o en alguno de los supuestos excepcionales de liquidez).
Permite invertir en cualquier tipo de activo y permiten un diferimiento fiscal que contribuirá a obtener, en el largo plazo, mayor rendimiento. Esto es así porque las aportaciones se pueden deducir en la declaración de la renta y, en el momento del rescate, aunque tributa como rendimientos del trabajo, se suele tener un tipo impositivo inferior que durante la etapa laboral.
Hay que tener en cuenta que existen dos límites a las aportaciones: uno financiero para el conjunto de planes contratados de 8.000 euros y uno fiscal de 8.000 euros o el 30% de las rentas de trabajo y actividades (la que sea menor de las dos). El dinero invertido se puede traspasar a otro plan.
-Planes de previsión asegurados
Son seguros y garantizan (por ley) una rentabilidad mínima mediante técnicas actuariales –además del capital invertido-. Por esta característica, la rentabilidad que podemos esperar de este tipo de productos es limitada, ya que, para garantizar la rentabilidad mínima los PPA invierten, principalmente, en renta fija e inmuebles y se ajusta a perfiles de riesgo conservadores.
Los derechos consolidados se pueden traspasar a otro plan y las contingencias para rescatar el dinero y los supuestos excepcionales de liquidez son los mismos que en los planes de pensiones (jubilación, invalidez, dependencia y fallecimiento).
-Planes de ahorro a largo plazo
Se trata de productos de ahorro –aprobados con la reforma fiscal de 2014- que pueden comercializarse como depósitos (CIALP) o seguros (SIALP), cuyo objetivo es contribuir al ahorro a largo plazo. Los rendimientos obtenidos están exentos de tributación si se mantiene invertido el dinero durante un plazo de cinco años.
La aportación anual máxima es de 5.000 euros y garantizan el 85% del capital, como mínimo, por ello, se ajusta a perfiles de riesgo conservadores y es previsible que invierta en renta fija. Por este motivo no se pueden esperar rentabilidades elevadas.
-Planes individuales de ahorro sistemático (PIAS)
Este instrumento de ahorro a largo plazo con forma de seguro permite constituir una renta vitalicia asegurada a partir de la jubilación. En la aportación no tienen beneficio fiscal, pero sí en el rescate: la rentabilidad acumulada hasta el momento en el que rescatemos el dinero está exenta, si se cumplen determinados requisitos.
Los PIAS pueden ser de rentabilidad mínima garantizada, en cuyo caso se adaptaría a perfiles conservadores, o de capitalización, sin rentabilidad garantizada. En este caso la rentabilidad dependería de la política de inversión. Tiene liquidez a partir del quinto año, como los planes de ahorro 5 y en las aportaciones existe un límite anual de 8.000 euros. En total –durante toda la vida del producto- solo se pueden acumular 240.000 euros.
Una vez que el inversor comience a recibir la renta vitalicia, esta tributará en el IRPF, según unos coeficientes que se establecen en función de la edad del individuo en el momento de constitución de la renta.
Además de estos productos, a través de los que el inversor puede ir ahorrando para la jubilación, las empresas también pueden contribuir al capital del trabajador con aportaciones a planes de empleo, entre otras fórmulas. También conviene tener en cuenta que preparar la jubilación debe ir más allá de la simple elección de uno de estos productos, debe partir de un ejercicio de planificación y puede incluir otros productos de inversión no específicos, como, por ejemplo, fondos de inversión.