¿Qué debo saber antes de invertir en private equity?
El entorno de tipos bajos en el que estuvimos instalados durante cerca de una década -con tipos hasta en negativo en Europa- hizo que la inversión en private equity cobrara fuerza en nuestro país y siguiera los pasos de lo que estaba pasando al otro lado del Atlántico.
Los inversores institucionales, las grandes universidades o los fondos de pensiones ya destinaban una parte muy importante de su cartera a invertir en activos no cotizados, pero en lo últimos años hemos visto cómo cada vez hay más inversores profesionales -como los family offices– que están apostando en España por fondos de private equity para diversificar su patrimonio.
En la misma línea, y siguiendo la tendencia del mercado, lo que se ha observado en los últimos años es que el inversor particular también quiere invertir en private equity e incluir los activos no cotizados en su estrategia de inversión. Y lo cierto es que ahora lo tiene más fácil porque la oferta de fondos de private equity en España se ha ampliado considerablemente y se ha rebajado el umbral mínimo para invertir de 100.000 a 10.000 euros.
¿Qué quiere decir esto? ¿Es el private equity una inversión para todos los bolsillos? ¿Todos los inversores deberían tener en su cartera fondos de activos no cotizados? La respuesta es que, lógicamente, no. Como en cualquier inversión, siempre va a depender de la situación financiera y personal de cada persona, pero en este caso, las propias características de este tipo de fondos y su complejidad hacen que sea más necesario que el inversor conozca bien cómo funcionan, qué implican y si es un tipo de vehículo que encaja con sus circunstancias y sus necesidades futuras.
Cómo evitar errores al invertir en private equity
La inversión en private equity tiene muchas ventajas porque nos permite diversificar nuestro patrimonio al invertir en activos no cotizados que descorrelacionan con los activos tradicionales. Es decir, es una forma de invertir en activos reales y de acceder a nueva fuente de rentabilidad que no sería posible obtener con las inversiones tradicionales y, además, con buenos retornos, tanto en momentos alcistas como en bajistas, tal y como explican desde la consultora Preqin.
Otra ventaja es que ayuda a que el inversor se comprometa con su futuro y piense más a largo plazo, ya que es una inversión ilíquida durante un periodo de tiempo, en la mayoría de los casos, de entre 8 y 10 años. Hasta que no se cumpla el plazo estimado en cada fondo, el inversor no puede rescatar su dinero, aunque dependiendo el tipo de fondo de private equity, lo que sí suele pasar es que el partícipe empieza a recuperar parte del dinero que ha ido invirtiendo antes de llegar al último año de vida del fondo.
Sin embargo, es esta iliquidez lo que hace que invertir private equity no sea apto para todos los perfiles y es lo que todo inversor debe tener en cuenta antes de planteárselo porque puede suponer un riesgo. En este sentido, Marta Campello, socia y gestora de fondos en Abante, recuerda la importancia de la formación y la gestión de expectativas en este tipo de inversiones: “Hay que entender los riesgos de la iliquidez y lo que significa que un día necesites el dinero de manera urgente y no lo puedas rescatar o que lo hagas, pero pagando un precio que te haga perder la rentabilidad o parte de lo que has ganado”.
Aunque en el mercado haya algunos fondos de private equity con un ticket mínimo de 10.000 euros, el inversor particular debe conocer exactamente sus ventajas y sus riesgos y si encaja con su perfil de riesgo, horizonte temporal y circunstancias financieras y personales.
La ley que recoge la rebaja del umbral mínimo para invertir en mercados privados añadía que “el inversor minorista deberá acceder a este tipo de vehículos siempre bajo asesoramiento y sin que estas inversiones puedan superar el 10% en el conjunto de su cartera”. Y es que, aunque el inversor pueda cumplir con los requisitos establecidos, debe recurrir a un asesor financiero que le ayude a hacer un análisis de su situación financiera, patrimonial y personal. De esta forma podrá ver, primero, qué porcentaje podría destinar a estas inversiones y si en el medio y largo plazo es posible que tenga alguna necesidad de liquidez.
Otro factor importante que hay que tener en cuenta es que, aunque existen varios tipos de private equity, ya sean de fondos de venture capital, buyouts, o de sectores como infraestructuras, foodtech, energías renovables, etc., no tienen un valor liquidativo diario. ¿Qué significa esto? Que el inversor no puede ver diariamente la rentabilidad del fondo.
De hecho, al tratarse de proyectos y empresas no cotizadas, la información de la rentabilidad y el estado de este tipo de fondos se conoce con cierto decalaje. Esto, en realidad, ayuda a que el inversor no esté todo el día pendiente de la rentabilidad y es una forma de ser más consciente de que se trata de una inversión de largo plazo. Sin embargo, hay que saber que el hecho de que no veamos diariamente el resultado de nuestra inversión no significa que no haya riesgo.
En definitiva, la inversión en activos alternativos tiene que casar siempre con nuestro perfil de riesgo y horizonte temporal de inversión. Como añade Campello, “los fondos de private equity son imprescindibles en cualquier cartera que tenga un horizonte temporal que te permita aguantar la iliquidez y que tenga un patrimonio suficiente como para poder complementarlo con esa parte ilíquida”.
¿Quieres diversificar tus inversiones a con fondos de private equity? Analizamos tu situación financiera y te ayudamos a trazar la estrategia de inversión que necesitas.