¿Qué está pasando con la inflación subyacente?
La inflación en España ha subido en enero hasta el 5,9%, dos décimas más que en diciembre, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Por su parte, la inflación subyacente se ha disparado hasta el 7,5%, medio punto más que el mes anterior, alcanzando niveles que no se veían desde hace 36 años. Pero ¿qué significa que está última siga tan alta?
La inflación subyacente es un indicador que sirve para determinar de forma más precisa la evolución de los precios dentro de la economía de un país. Para calcularla, se dejan fuera de la lista los productos más volátiles como la energía y los alimentos no elaborados.
¿Por qué no se tienen en cuenta estos productos? Porque son más susceptibles a sufrir oscilaciones bruscas en su precio. Cualquier movimiento o circunstancia geopolítica o económica, como un conflicto bélico, escasez de suministros y problemas de almacenamiento, entre otros, podrían suponer una variación grande en el mismo. Y esto es, precisamente, lo que hemos visto este último año a raíz de la guerra en Ucrania.
De esta manera, al no tener en cuenta los elementos más volátiles, los países pueden conocer cuál es la evolución de sus precios con independencia de las situaciones transitorias que afectan a los mismos. Por ello, se considera que la inflación subyacente es un indicador más estable.
¿Hacia dónde vamos?
Para intentar contener la escalada de la inflación, los bancos centrales empezaron en 2022 a endurecer su política monetaria. La primera subida de tipos en Europa se produjo en julio del 2022, cuando la inflación general se situaba en España en el 10,8% y la subyacente en el 6,1%, mientras que en la zona euro la cifras eran del 9,6% y del 3,7%, respectivamente.
“Tras más de seis meses de medidas por parte de los bancos centrales hemos visto cómo la inflación general, la que tiene en cuenta el precio de los alimentos y la energía, empezó a remitir hace unos meses. En cambio, la subyacente no lo ha hecho así, seguimos en niveles muy altos”, destaca Ángel Olea, socio y director de inversiones en Abante.
Olea destaca que esta subida la subyacente, “al tratarse de aquellos componentes de la inflación más estables y que más cuesta mover”, va a requerir “hacer un esfuerzo”.
¿Cuáles han sido los componentes que más han contribuido al incremento en el último mes? Por un lado, destaca el transporte, con una variación mensual del 4,1% como consecuencia de la subida de los precios de los carburantes a lo que hay que sumar la retirada de la bonificación por parte del Gobierno. Y, por otro lado, el sector de comunicaciones, con una variación del 4,5% por el efecto de los precios de los servicios de telefonía. Por su parte, el agua mineral, los refrescos y los zumos de frutas han subido un 2%.
¿Y los que han disminuido? La vivienda presenta una caída del 4,2%, como consecuencia de la bajada de los precios de la electricidad. La vestimenta y el calzado tienen una variación del -11,5%, un comportamiento que, según el INE, es debido a los descuentos de la campaña de rebajas de invierno. Y, por último, el ocio y la cultura, que registran una tasa del -2,1% debido, principalmente, al descenso de los precios de los paquetes turísticos.