¿Renta fija para la jubilación? La importancia de buscar planes de pensiones rentables
El ahorro en pensiones continúa siendo mayoritariamente conservador, lo que a largo plazo implica aspirar a menores rentabilidades, cuando dado que la jubilación es un objetivo financiero que podemos plantearnos a plazos muy largos, asumir riesgo nos permitiría alcanzar nuestro objetivo con menor esfuerzo de ahorro.
Si analizamos la distribución del patrimonio por tipo de plan, la mayor parte del ahorro se encuentra en planes de renta fija mixta (más del 30% del total, en concreto, 26.604 millones de euros a cierre de 2018 y 27.316 a cierre del primer trimestre de 2019), mientras que los de renta variable mixta apenas representa el 20% (15.507 millones a cierre de 2018 y 16.897 millones a cierre de marzo de 2019) y los de renta variable suponen algo más del 10% (8.782 millones en 2018 y 9.735 millones a cierre del primer trimestre de 2019).
Si nos fijamos en el activo subyacente, vemos que el 60% del ahorro acumulado en planes de pensiones del sistema individual se encuentra invertido en renta fija y activos monetarios, mientras que el 40% lo está en renta variable (30.091 millones de euros al cierre de marzo de 2019), el máximo porcentaje desde 1998, como se puede ver en el gráfico.
Respecto a las aportaciones, tanto en 2018 como en el primer trimestre de 2019, el 45% se han invertido en renta variable, mientras que el 55% se han invertido en renta fija y activos monetarios (gráfico de aportaciones brutas por activo subyacente). Las aportaciones a renta variable, como vemos, también se encuentran en máximos, pero siguen siendo inferiores a las que se hacen a renta fija. Por tipo de plan, en 2018 la mayor cantidad de aportaciones se hicieron a planes de renta fija mixta (un 35%), seguidas por las aportaciones a renta variable mixta (casi el 30%), ambos, en niveles máximos. La tendencia se mantiene en lo que va de 2019.
La elección de renta fija y no renta variable, puede costarnos varios puntos de rentabilidad media cada año, lo que en el acumulado total puede suponer una diferencia importante.
Vamos a verlo con un ejemplo. En el caso de que ahorremos 2.400 euros anuales, si no invertimos solo acumulamos 41.643, pero si utilizamos un producto que nos proporcione una rentabilidad anual del 6% durante dos décadas, conseguiremos más de 76.000 euros. En plazos tan largos, asumir un poco más de riesgo para aspirar a mejores rentabilidades nos ayudará a que el esfuerzo de ahorro que tengamos que hacer para conseguir el mismo capital para la jubilación sea menor.
En este sentido, el plazo durante el cual ahorramos e invertimos para aprovechar la rentabilidad de los mercados financieros es muy relevante. En el siguiente gráfico observamos qué sucede si ahorramos para la jubilación durante diez años, si lo hacemos durante veinte años o durante treinta. Si empezamos a ahorrar antes, conseguiremos más fácilmente nuestro objetivo.