Solo el 8% de los españoles tiene hecho el testamento, ¿pensamos en nuestro futuro?
Cuando no hay testamento, estamos dejando en manos de la ley el futuro de nuestro patrimonio. A nivel emocional, resulta difícil pensar en cuando no estemos. Pero planificar y adelantarse al tiempo, puede suponer una diferencia en nuestro plan financiero global, especialmente para nuestra familia.
La mayor parte de la población no tiene testamento, esto supone incertidumbre a la hora de distribuir nuestro patrimonio. En cambio, si formásemos parte del 8% de los españoles que sí hace este ejercicio de planificación sucesoria, tendríamos un plan trazado que nos aporta cierto control, evitando así situaciones incómodas y teniendo en cuenta nuestros objetivos y nuestras posibilidades.
En una conferencia de Abante sobre planificación patrimonial, Belén Alarcón, socia y directora de asesoramiento patrimonial de Abante, citaba al psicólogo António Damásio y explicaba la emocionalidad de nuestras decisiones. En concreto, el 85% de nuestras elecciones no son racionales. Y, “en la medida que son decisiones que afectan a nuestro dominio personal inmediato, la probabilidad de aplicar más emoción que razón es infinitamente mayor”, destacaba.
Cuando actuamos de forma emocional somos menos objetivos, y por tanto, actuamos más que reflexionamos. Por ello, cuando se trata de tomar decisiones en nuestro ámbito personal, las personas cometemos errores. Nos centros en una parte del encuadre y perdemos perspectiva sobre el resto. Por ejemplo, al querer ayudar a nuestros hijos muchas veces creemos que la mejor opción es una donación, sin pensar si nosotros vamos a necesitar ese dinero en algún momento.
Alarcón subraya que “cuando haces una donación las implicaciones son más grandes”, nos olvidamos de la longevidad, la dependencia, entre otros factores que en el largo plazo nos afectan. Y, en la medida en la que somos conscientes de estas posibilidades, cambia la manera en la que planificamos nuestro futuro. Alejándonos del detalle y viendo una imagen completa de nuestro patrimonio.
Empezar por el principio: ¿cómo planificar mi herencia?
Antes de ponerse a trazar un plan, es necesario hacerse preguntas: ¿cómo puedo planificar mi herencia?, ¿qué me gustaría que pasase si el día de mañana no estoy?, ¿es mejor donar o dejar en herencia?, ¿cómo puedo beneficiar a uno de mis hijos si tiene una discapacidad? El simple ejercicio de verbalizar lo que quieres hacer o lo que te gustaría que pasase, ayuda a ordenar las ideas.
Una vez planteada la parte emocional, es hora de cuantificar lo que nos gustaría tener. A partir de aquí, el ejercicio consiste en comprobar si nos podemos permitir lo que queremos y, de no ser así, adaptarnos a las circunstancias. O, en otras palabras, qué estrategias hay que llevar a cabo para cumplir nuestros objetivos en números y ajustar así nuestras necesidades a nuestras finalidades, siendo el dinero un medio para conseguirlo, no un fin.
Saber cuánto dinero vamos a necesitar a lo largo de nuestra vida nos ayuda a organizar nuestro patrimonio de la mejor manera. Un plan financiero que recoja distintos escenarios y aporte solución a todos ellos nos ayuda a determinar la mejor solución para nosotros y nuestros seres queridos.