"Un planteamiento profesional de la vida personal"
Treinta y seis años de cotización a la Seguridad Social, treinta y dos de ellos en la industria farmacéutica y veinticinco en la misma multinacional, parecen un período suficientemente dilatado desde un punto de vista estrictamente laboral. Por ello, cuando surge el momento de dejarlo, más allá de la asunción del profundo cambio vital que va a implicar disponer de tal número de horas libres, surgen un buen número de incógnitas y planteamientos personales que siempre han estado ahí, pero que nunca habían podido canalizarse por falta de dedicación y tiempo.
Algunos de estos planteamientos se han mantenido en forma de anhelos o deseos, presentes desde la juventud y, por circunstancias de la vida, no han podido realizarse. Otros han surgido durante la vida profesional, al haber ido detectando vocaciones ocultas (coaching, escribir…) o son producto de querer enseñar y compartir los conocimientos y la experiencia adquirida (docencia, formación…).
En la mayoría de las trayectorias profesionales intensas, también suele producirse un cierto sentimiento de ‘deuda’ respecto al tiempo hurtado a las relaciones familiares y –si se es objetivo en el análisis- respecto a la sociedad en general y a sus miembros menos favorecidos en particular.
Si ese “momento de dejarlo” surge cuando aún el espíritu y las fuerzas responden es probable que surja también la idea de reinventarse, en un proyecto personal que se traduzca en una nueva propuesta profesional o empresarial.
Pero, junto a todo lo citado y como condición previa, surge también la necesidad de conocer el contexto económico-financiero en el que todos estos proyectos habrían de desarrollarse… sin poner en peligro el futuro económico. La necesidad de seguridad económica se acentúa con la edad y al saber que el margen de tiempo para enmendar posibles errores se ha reducido considerablemente respecto a la juventud.
Por todo ello, fue tan importante para mí poder disponer de un plan financiero que, incluyendo mis objetivos personales y familiares, me permitiera poder determinar cuándo era el momento adecuado.
Realizar un ejercicio de este tipo no es fácil. Supone identificar y cuantificar económicamente los objetivos personales y familiares y proyectarlos en el futuro conjuntamente con nuestra situación financiera. No es fácil hacerlo sin experiencia previa (que obviamente no se tiene), ni sin un análisis profesional y frío; entre otras cosas, porque la progresión geométrica (la inflación, el interés compuesto) es una de las cosas menos intuitivas para la mente humana. El resultado debe de ser un proceso capaz de incluir toda la complejidad y diversidad de situaciones, así como permitir realizar simulaciones de diversos escenarios.
Este proceso, en manos de los profesionales de Abante, me ha permitido tomar, con tranquilidad y seguridad, importantes decisiones vitales y profesionales que, de otra manera, habrían comportado un alto grado de incertidumbre y dificultad.
Si bien lo hasta ahora citado es de enorme ayuda para la toma de importantes decisiones vitales, no lo es menos cuando se trata de conocer, modulando distintos escenarios, el nivel de riesgo que quiero/puedo asumir en mi cartera para incluir (o no) determinados objetivos de acuerdo a su coste económico.
Contar con un ejercicio de planificación de estas características, manejada por profesionales solventes y con experiencia, es un claro elemento diferencial que permite realizar un planteamiento profesional de la vida personal.
*Roberto Ruiz. Anterior: Medical Governance Director GlaxoSmithKline España.