Decidir es afrontar el riesgo de equivocarse
“Desde principios del año pasado estamos inmersos en una época crítica en cuanto a toma de decisiones. La incertidumbre en la que nos ha sumido la pandemia por Covid-19 ha puesto de manifiesto las debilidades de muchos procesos de toma de decisión, ya sea en política o en el ámbito empresarial”, escribe Santiago Satrústegui, presidente de Abante, en su último artículo en El Confidencial.
Así, explica que decidir es elegir una actuación respecto a otras posibles cuando la información de la que la disponemos no nos permite llegar a conclusiones relevantes, mientras que cuando la información es buena y las consecuencias que de ella se deducen son claras, no estaríamos frente a una decisión en sentido estricto, como señala, sino ante un seguimiento de pautas o de instrucciones. “Si no hay información suficiente en cuanto al curso de actuación, o si, de haberla, esta se muestra confusa o contradictoria, entonces sí estaremos ante una verdadera necesidad de tomar una decisión. La existencia de un dilema exige que alguien deba asumir una responsabilidad“, añade.
“Decisión, en este sentido radical del término, y asunción de responsabilidades son conceptos absolutamente vinculados” escribe Satrústegui, al tiempo que destaca que las situaciones críticas exigen responsables dispuestos a cumplir con la obligación que les impone la autoridad que en su momento estuvieron dispuestos a asumir: “Cabe la posibilidad de equivocarse, pero no actuar, o tratar de pasar la responsabilidad a otros, puede ser el peor de lo errores”.
En este sentido, señala que decidir es afrontar el riesgo de equivocarse y recuerda que ahora “estamos desgraciadamente padeciendo, todos los días y en varios ordenes distintos, las consecuencias de la falta de carácter de muchos dirigentes, que prefieren diluir y mutualizar la responsabilidad antes que asumirla”.
Satrústegui concluye poniendo el foco en el momento en el que nos encontramos y en lo que debería estar por venir: “Con las vacunas, lo que han mejorado ya los tratamientos, la inmunidad de grupo que deberíamos estar alcanzando y el efecto del buen tiempo, tendríamos que estar ya visualizando la salida de la pandemia y de la crisis que ha provocado. Es el momento de los dirigentes con suerte. Estos serán los que tengan el carácter adecuado para tomar las decisiones que correspondan, con la rapidez y con la firmeza necesaria. Y ese carácter será también necesario para reconocer los errores cuando se produzcan y reajustar los planteamientos a medida que la realidad nos vaya dando más información”.